El corte de agua deja al aire las carencias del modelo de gestión del agua

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JAS.-La normalidad absoluta sigue sin restablecerse en los municipios de la Campiña afectados por un corte del liquido elemento, desde el pasado martes. En la mañana del sábado los grifos volvían a manar agua aunque con muy poca presión. No obstante esto permitió en las casas poner las primeras lavadoras desde hace días y no depender directamente de los bomberos. Mientras en la mañana del sábado, los camiones cisterna seguían suministrando agua a los vecinos a pesar de que algunas autoridades aseguraban que hoy la situación se normalizaría completamente.
Ante la duración del corte, -desde el pasado martes- y a causa del aumento de las temperaturas, la situación ha alcanzado el carácter de emergencia prioritaria, movilizando un gran aparato logístico por parte de los Ayuntamientos. Es la primera vez que ocurre algo así en una comarca rica en aguas subterráneas y superficiales que en la mayoría de los casos, no se aprovecha convenientemente.
Los comentarios de enfado de los más jóvenes contrastaba estos días con la experiencia vital de los mayores, que aseguraban era como si hubiesen retrocedido, cincuenta años, cuando todos los pueblos estaban llenos de fuentes a los que ir por agua constantemente. Hoy en día la mayoría de dichas fuentes ha desparecido.
La situación ha puesto de relieve las carencias del sistema. Responsables del Plan Ecija han señalado importantes carencias de las infraestructuras hídricas, con fugas que según informes de Diputación suponen un elevado porcentaje del total y necesidad de sustituir la tubería general. Los habitantes de la campiña han visto de primera mano la importancia capital de un elemento tan absolutamente vital, que no han valorado convenientemente hasta que ha llegado una situación de emergencia. Este ha sido uno de los comentarios más repetidos en los hogares.
Hasta hace 30 años y durante siglos, cada municipio se abasteció de sus propios pozos municipales, aunque la llegada del Plan Ecija en la década de los 70 supuso el abandono del control y la gestión de los mencionados pozos. Sin embargo, la iniciativa privada está explotando espontáneamente aguas subterráneas en determinados puntos de la Campiña. Así ocurre en Las Arenas, entre Marchena, Paradas y Puebla de Cazalla, con recursos abundantes debido a sus condiciones geológicas, -tierras arenosas que filtran el agua de lluvia y se convierten en cisternas naturales sobre capas rocosas-. Allí y gracias a esta circunstancia existen centenares de chalés con piscinas y pozos de agua potable llenos a día de hoy que no han tenido ningún problema de abastecimiento estos días atrás. Esta circunstancia, junto a su belleza natural atrae a muchos turisticas extranjeros que se están estableciendo en la zona. Sin embargo, los ecologistas del Taller Verde han alertado en varias ocasiones de la sobreexplotación sin control ninguno de estos acuíferos y de la construcción incontrolada sobre vías pecuarias.
Varios acuiferos afloran en el municipio de Marchena. Dos de estos manatiales confluían en el antiguo edificios de los baños termales que a principios del XIX dieron fama al municipio por sus aguas. Hace pocas semanas el agua de uno de estos manatiales estaba siendo tirada por las alcantarillas para poder construir los cimientos de un nuevo centro comercial.
Otra enorme bolsa de agua de la comarca, el pantano de Puebla de Cazalla, con millones de hectólitros sigue hoy sin uso alguno. La falta de acuerdo entre administraciones sobre y las evidencias de alta concentración salina de sus aguas, lo hacen de momento inviable. No obstante, es un recurso hídrico de capital importancia que está siendo infrautilizado y que nadie ha estudiado la forma de sacarle partido. Ni siquiera se explota su uso turístico o recreativo.
El Corbones, el Río de la Campiña, junto a Guadaira y Genil, fue objeto de un plan de concienciación y control, pero Marchena vierte sus aguas residuales en él, ante la falta de depuradora. Muchas lagunas naturales han sido desecadas en los últimos 50 años por la actividad agraria y hoy sigue contaminado. También corre la misma suerte el Guadaira.

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